Do livro Elogio da sombra – 18 / 31
Junho. 1968
Na tarde de
ouro
ou numa
serenidade cujo símbolo
poderia ser a
tarde de ouro,
o homem
dispõe os livros
nas
prateleiras que aguardam
e sente o
pergaminho, o couro, a trama
e o prazer
que dão
a previsão de
um hábito
e o
estabelecimento de uma ordem.
Stevenson e o
outro escocês, Andrew Lang,
aqui
recomeçarão, de maneira mágica,
a lenta
discussão que interromperam
os mares e a
morte
e a Reyes não
desagradará por certo
a proximidade
de Virgílio.
(Organizar
bibliotecas é exercer,
de um modo
silencioso e modesto,
a arte da
crítica.)
O homem, que
está cego,
sabe que já
não poderá decifrar
os belos
volumes que manuseia
e que não lhe
ajudarão a escrever
o livro que o
justificará perante os outros,
mas na tarde
que por acaso é de ouro
sorri ante o
curioso destino
e sente essa
felicidade peculiar
das velhas
coisas queridas.
Junio. 1968
En la tarde de oro
o en una
serenidad cuyo símbolo
podría ser la
tarde de oro,
el hombre
dispone los libros
en los
anaqueles que aguardan
y siente el
pergamino, el cuero, la tela
y el agrado
que dan
la previsión
de un hábito
y el
establecimiento de un orden.
Stevenson y
el otro escocés, Andrew Lang,
reanudarán
aquí, de manera mágica,
la lenta
discusión que interrumpieron
los mares y
la muerte
y a Reyes no
le desagradará ciertamente
la cercanía
de Virgilio.
(Ordenar
bibliotecas es ejercer,
de un modo
silencioso y modesto,
el arte de la
crítica.)
El hombre,
que está ciego,
sabe que ya
no podrá descifrar
los hermosos
volúmenes que maneja
y que no le
ayudarán a escribir
el libro que
lo justificará ante los otros,
pero en la
tarde que es acaso de oro
sonríe ante
el curioso destino
y siente esa
felicidad peculiar
de las viejas
cosas queridas.