De Bocajá nos campos*
Ali, sentado, de pé,
a cavalo, em bronze ou mármore,
molhado graças aos pombos
e molhado também pela chuva,
em cada povoado, em toda praça,
cabido e prefeitura estás tu.
Marchas militares com coronéis
que levam e trazem flores.
Discursos, poemas,
e em teus retratos o porte de um general
que mais que dragonas
ostentava um calo em cada nádega
de tanto cavalgar por estas terras,
e mais que de um físico ao galã de Hollywood
tinha o ademã mestiço de uma batalha perdida.
Centenários de teu primeiro dente e de teu último
sorriso.
Confraria de damas adoradoras
e até guerras começaram
para disputar um gesto teu.
Os meninos te imitam
com o cavalo de madeira e a espada de mentira.
Encheram-te a boca de palha, Simón,
Transformaram-te em estátua,
medalha, selos
e até cédula de banco.
Por que nem todos os rios vão dar ao mar,
alguns terminam nas academias,
nos pergaminhos, nas molduras douradas:
o que também é morrer.
Mas e se de repente, e se quiçá, e se para melhor,
e se por acaso, e se talvez nalgum dia tu sacodes a
chuva,
os lauréis e tanto pó, quem impede.
De Bocayá em los campos*
Allí, sentado, de pie,
a caballo, en bronce, en mármol,
llovido por las gracias de las palomas
y llovido también por la lluvia,
en cada pueblo, en toda plaza,
cabildo y alcaldía estás tú.
Marchas militares con coroneles
que llevan y traen flores.
Discursos, poemas,
y en tus retratos el porte de un general
que más que charreteras
lucía un callo en cada nalga
de tanto cabalgar por estas tierras,
y más que un físico a lo galán de Hollywood
tenía el ademán mestizo de una batalla perdida.
Centenarios de tu primer diente y de tu última sonrisa.
Cofradías de damas adoradoras
y hasta guerras estallan
por disputarse un gesto tuyo.
Los niños te imitan
con el caballo de madera y la espada de mentira.
Te han llenado la boca de paja, Simón,
te han vuelto estatua,
medalla, estampilla
y hasta billete de banco.
Porque no todos los ríos van a dar a la mar,
algunos terminan en las academias,
en los pergaminos, en los marcos dorados:
lo que también es el morir.
Pero y si de pronto, y si quizás, y si a lo mejor,
y si acaso, y si talvez algún día te sacudes la lluvia,
los laureles y tanto polvo, quien quita.
(*) Verso da quinta estrofe do hino da Colômbia.