Como em ciprestes e prantos longos
não progride a noite;
o branco detém um luto
de carruagens na madrugada;
vacilam círios como penumbras;
duvidam alturas de condores no esquecimento;
a gravidade não se arrepende
diante de luzes sonoras de campanários
as cinzas embargam gumes aos lamentos;
a chuva desorienta as cartas
e entretanto, o amor, de um coração
retira suas heras,
uma menina de ouvido acurado,
de obediência inclinada,
intenta retardar o amanhecer no bosque;
busca o silencioso
para cobrir flores, água de silêncio,
hera sem abelhas verdes.
fontes com rumores iguais
com que apagar cervos e cores;
mas as coisas estão respondendo
a outras datas, com fervente trabalho fervoroso
como as estrelas, e não escutam sua seda.
- Apenas um grilo que esperava,
pronuncia por instante
nas solidões extensas
sua companhia distante
junto ao coração desconhecido de si mesmo.
E a menina dorme,
fatigada de andar nas alturas
horizontais da terra,
enquanto um rebanho de latidos
cuida, como uma torre,
que suas mãos não deixem a fantasia.
Intimidad (Como en cipreses a llantos largos)
Como en cipreses a llantos largos
no progresa la noche;
el blanco detiene un luto
de carruajes en la madrugada;
vacilan cirios como penumbras;
dudan alturas de cóndores en el olvido;
la pesantez no se arrepiente
ante luces sonoras de campanarios;
las cenizas impiden filos a los aullidos;
la lluvia desorienta las cartas
y sin embargo, el amor, de un corazón
retira sus hiedras,
una niña de oído fino,
de obediencia inclinada,
intenta demorar el amanecer en el bosque;
busca lo callado
para cubrir flores, agua de silencio,
hierba sin abejas verdes,
fuentes con rumores iguales
con que apagar ciervos y colores;
pero las cosas están respondiendo
a otras fechas, con hirviente trabajo fervoroso
como las estrellas, y no escuchan su seda.
—Sólo un grillo que esperaba,
pronuncia por un instante
en las soledades extensas
su compañía lejana
junto al corazón desconocido de sí mismo.
Y la niña se duerme,
fatigada de andar en las alturas
horizontales de la tierra,
mientras un rebaño de latidos
cuida, como una torre,
que sus manos no salgan del sueño.