De “Vinte poemas de amor e uma canção desesperada”
Poema XIV / XXI
Brincas todos os dias com a luz do universo.
Sutil visitante, chegas até a flor e a água.
És mais que esta branca e pequena cabeça que aperto
como a um cacho em minhas mãos, a cada dia.
Com ninguém te assemelhas pois te amo.
Deixa-me deitar-te entre guirlandas amarelas.
Quem escreve teu nome com letras de fumaça entre as
estrelas do sul?
Ah deixa-me recordar como tu eras então, quando ainda não
existias.
De repente o vento uiva e golpeia minha janela fechada.
O céu é uma rede repleta de peixes sombrios.
Aqui vêm dar todos os ventos, todos.
Despe-se a chuva.
Passam em fuga os pássaros.
O vento. O vento.
Só posso lutar contra a força dos homens.
O temporal redemoinha folhas escuras,
soltam-se todos os barcos que na noite passada atracaram
no céu.
Tu estás aqui. Ah tu não foges.
Responder-me-ás até o último grito.
Enovela-te ao meu lado como se tivesses medo.
No entanto por vezes passou uma sombra estranha por teus
olhos.
Agora, também agora, pequena, trazes-me madressilvas,
e até os seios tu os tens perfumados.
Enquanto o vento triste galopa matando borboletas.
Amo-te, e minha alegria morde tua boca de ameixa.
Quanto haverá doído em ti o acostumar-te a mim,
à minha alma solitária e selvagem, ao meu nome que a
todos afugenta.
Vimos por tantas vezes Vênus arder ao nos beijar nos
olhos
e sobre nossas cabeças distorcerem-se os crepúsculos em
leques giratórios.
Minhas palavras choveram sobre ti, acariciando-te.
Amei desde sempre teu corpo de madrepérola exposto ao
sol.
Até creio que és dona do universo.
Das montanhas te trarei flores alegres, copihues, [*]
avelãs escuras, e cestas silvestres de beijos.
Quero fazer contigo
o que a primavera faz com as cerejeiras.
Poema XIV / XXI
Juegas todos los días con la luz del universo.
Sutil visitadora, llegas en la flor y en el agua.
Eres más que esta blanca cabecita que aprieto
como un racimo entre mis manos cada día.
A nadie te pareces desde que yo te amo.
Déjame tenderte entre guirnaldas amarillas.
Quién escribe tu nombre con letras de humo entre las
estrellas del sur?
Ah déjame recordarte como eras entonces cuando aún no
existías.
De pronto el viento aúlla y golpea mi ventana cerrada.
El cielo es una red cuajada de peces sombríos.
Aquí vienen a dar todos los vientos, todos.
Se desviste la lluvia.
Pasan huyendo los pájaros.
El viento. El viento.
Yo solo puedo luchar contra la fuerza de los hombres.
El temporal arremolina hojas oscuras
y suelta todas las barcas que anoche amarraron al cielo.
Tú estás aquí. Ah tú no huyes
Tú me responderás hasta el último grito.
Ovíllate a mi lado como si tuvieras miedo.
Sin embargo alguna vez corrió una sombra extraña por tus
ojos.
Ahora, ahora también, pequeña, me traes madreselvas,
y tienes hasta los senos perfumados.
Mientras el viento triste galopa matando mariposas
yo te amo, y mi alegría muerde tu boca de ciruela.
Cuanto te habrá dolido acostumbrarte a mí,
a mi alma sola y salvaje, a mi nombre que todos
ahuyentan.
Hemos visto arder tantas veces el lucero besándonos los
ojos
y sobre nuestras cabezas destorcerse los crepúsculos en abanicos
girantes.
Mis palabras llovieron sobre ti acariciándote.
Amé desde hace tiempo tu cuerpo de nácar soleado.
Hasta te creo dueña del universo.
Te traeré de las montañas flores alegres, copihues,
avellanas oscuras, y cestas silvestres de besos.
Quiero hacer contigo
lo que la primavera hace con los cerezos.
[*] Flor nacional do Chile.