domingo, 9 de fevereiro de 2020

Adela Zamudio (Bolívia: 1854 – 1928)



Nuvens e ventos


Sob o sol do verão e centelhas de fogo

a terra calcina,

As horas transcorrem e em lenta agonia

consome-se, abrasa-se a seca campina.

 

Na deserta praia do rio mais próximo

há tão só enxutas e ardentes areias;

vapores que se alçam de um fétido lago,

brilhando a distância tilintam e tremem.

 

Em todo o largo espaço que a vista alcança

nenhuma alma se move, ou eco ressoa.

Que paz e que tédio! solene a paisagem

de um vasto cemitério a calma escarnece.

 

De pronto na linha do amplo horizonte

branquíssima nuvem surgindo ligeira

amplia-se, estende-se, e em poucos instantes

a esfera anuvia.

 

A atmosfera ardente freme de gozo

e o leve murmúrio de brisa indiscreta

em prados e bosques espalha-se o anúncio

da próxima festa.

 

Anunciam-na ao longe os ecos confusos

do vento que voa;

sutil, ligeiro, cambalhota no prado

lança-se na aldeia.

 

Passa pelas ruas, tropeça nos muros,

estremece as portas,

e em ruas e prados exclama triunfante:

já vêm! Já chegam!

 

E plantas e flores sacodem o pó

e ao gozo se aprestam,

enquanto na nuvem que obscurece o espaço

a orquestra retumba.

 

Tufão de água e vento que tolda o espaço

com louca algazarra bradando se acerca

e ao sopro pujante confusa se agita

a vasta campina.

 

Tufão de água e vento arrasta em seus giros

ramagens e flores, e seixos e areias,

e em poucos instantes, lembrando a desordem,

transforma o cenário.

 

Flexível e contente cede ao seu impulso

o inquieto arvoredo,

e hortelãs e salsas ensaiam a dança

alçando aos ares a vasta cabeleira.

 

Os troncos anosos, ao bárbaro empuxo

apenas resistem

com secos grunhidos, de bosques e prados

a sorte lamentam:

 

Acervo de seixos da árida praia,

sabeis, revoltosos, aonde vos leva?

quereis amanhã ver coberta de escombros

a bela campina?

 

As flores que à beira do infecto lago

exibiram modestas sua alva inocência

Que farão se essa lama se agita e vasa

de miasmas malsãos que ocupam a senda?

 

À ave cujo ninho pende do galho

que sorte lhe espera?

Que fazeis, insensatos, caos e desordem

fazendo o que querem?

 

E o vento, aturdido, com riso estridente

responde a seus rogos;

enquanto na nuvem que escurece o espaço

a orquestra retumba.

 

A dança prossegue. Mil gritos de orgia

se apagam aos poucos... A noite começa...

e o campo, coberto de lama e destroços,

envolve-se em trevas.

 

O que houve com as aves, que houve com as flores,

o que houve com a bela, fecunda campina?...

Após noite de horror se vê como sempre

surgir a manhã cintilante e serena.

 

Vestindo roupagens de frescos matizes

os ramos se cobrem de botões e flores,

o campo renasce luzindo seus garbos,

seus garbos eternos.

 

Tal é – que mistério! – a lei da existência

que a tudo renova,

que os ventos e as nuvens são forças que a um tempo

destroem e criam.

 

Mas ai! que essa aurora transcorre qual outras,

a pálida tarde de novo se acerca

e exala na lama confusos gemidos

a lamentosa alma das flores já mortas.

 

Vós outras que, erguidas, elevam aos céus

a fronte serena

sabeis por ventura o que seja a existência?

 

Ah! triste o destino que coube às flores

Felizes as pedras,

felizes as rochas alheias à vida

que sentem apenas.

 

Também quais de vós festejais um só dia?

Passamos as horas forjando quimeras;

mas agora... o que somos? sobras humildes

que adubam os sulcos que o germe sustenta.

 

Alçar-se do nada, sentir-se imortal,

sonhar umas horas... retornar à terra...

oh lei misteriosa! eterna mudança,

que tens de grandeza?

 

Se o recôndito anseio, fragrância da alma

que alça à esfera,

não alcança outra vida, se é só engano,

se é só quimera,

maldita mil vezes! oh mãe! oh Natura!

maldito mil vezes teu baldo labor!



Nubes y Vientos


Del sol del verano los rayos de fuego
calcinan la tierra,
Las horas transcurren y en lenta agonía
se abraza y consume la mustia pradera.

En la árida playa del próximo río
tan sólo hay enjutas y ardientes arenas;
vapores que se alzan de un fétido estanque,
brillando a lo lejos titilan y tiemblan.

En todo el espacio que abarca la vista
ni un alma se mueve, ni un eco resuena.
¡Que paz y que tedio! solemne el paisaje
de un gran cementerio la calma remeda.

De pronto en la línea del ancho horizonte
blanquísima nube surgiendo ligera
se agranda, se extiende, y en pocos instantes
entolda la esfera.

La atmósfera ardiente palpita de gozo
y el leve murmullo de brisa indiscreta
en prados y bosques esparce el anuncio
de próxima fiesta.

La anuncian distantes los ecos confusos
del viento que vuela;
sutil, diligente, retoza en el prado,
se lanza a la aldea.

Recorre las calles, tropieza en los muros,
sacude las puertas,
y en calles y prados exclama triunfante:
¡Ya vienen! ¡Ya llegan!

Y plantas y flores sacuden el polvo
y al goce se aprestan,
y en tanto, en la nube que entolda el espacio
retumba la orquesta.

Turbión de agua y viento que anubla el paisaje
con loco algazara chillando se acerca
y al soplo pujante se agita confusa
la vasta pradera.

Turbión de agua y viento que arrastra en sus giros
ramajes y flores, guijarros y arenas,
y en pocos instantes, sembrando el desorden,
transforma la escena.

Flexible y gozosa se entrega a su impulso
la inquieta arboleda,
y molles y sauces ensayan la danza
tendida a los aires la gran cabellera.

Los troncos añosos, el bárbaro empuje
resisten apenas
con secos gruñidos, de bosques y prados
la suerte lamentan:

Pared piedrecillas de la árida playa,
¿sabéis, revoltosas, a dónde se os lleva?
¿queréis ver mañana cubierta de escombros
la hermosa pradera?

Las flores que al borde del fétido estanque
lucieron sencillas su blanca inocencia
¿qué harán si ese fango se agita y rebosa
de miasmas malsanos llenando la senda?

Al ave que el nido colgó de la rama
¿qué suerte le espera?
¿Qué hacéis, insensatos, trastorno y desorden
sembrando doquiera?

Y el viento, aturdido, con risa estridente
responde a sus quejas;
y en tanto en la nube que entolda el espacio
retumba la orquesta.

La danza prosigue. Mil gritos de orgía
se apagan por grados... La noche comienza...
y el campo, cubierto de fango y destrozos,
se envuelve en tinieblas.

¿Qué fue de las aves, qué fue de las flores,
qué fue de la hermosa, fecunda pradera?...
Tras noche de horrores se ve como siempre
surgir la mañana brillante y serena.

Vistiendo ropajes de frescos matices
las ramas se cubren de brotes y yemas,
el campo renace luciendo sus galas,
sus galas eternas.

Tal es ¡oh misterio! la ley de la vida
que todo renueva,
que el viento y la nube son fuerzas que a un tiempo
destruyen y crean.

Mas ¡ay! que esa aurora transcurre cual otras,
la pálida tarde de nuevo se acerca
y exhala en el fango confusos gemidos
el alma doliente de flores ya muertas.

Vosotras que, erguidas, alzáis a los cielos
la frente serena
¿sabéis por ventura lo que es la existencia?

¡Ah! triste el destino que cupo a las flores
Felices las piedras,
felices las rocas que ignoran la vida
que sienten apenas.

También cual vosotras ufanas un día
pasamos las horas forjando quimeras;
mas ahora... ¿qué somos? despojos humildes
que abonan el surco que el germen sustenta.

Brotar de la nada, sentirse inmortales,
soñar unas horas... volver a la tierra...
¡Oh ley misteriosa! continua mudanza,
¿cuál es tu grandeza?

Si el íntimo anhelo, perfume del alma
que sube a la esfera,
no alcanza otra vida; si sólo es engaño,
si sólo es quimera,
¡maldita mil veces! ¡oh madre! ¡oh Natura!
¡maldita mil veces tu vana tarea!

sábado, 8 de fevereiro de 2020

José Luis Appleyard (Paraguai: 1927 – 1998)



O tempo, meus amigos


Saber que os amigos não precisam de tempo
saber que são os mesmos
e entretanto alheios
daqueles que o foram
quando os anos nossos
brindavam-nos com sua essência
do “companheiro eterno”

Mas voltam, persistem
e são tempo e castigo:
a idade não discrimina
a visão do amigo
Minha idade, tua idade, a sua
não são marcos brutais
que separam os meus

O tempo
– novamente  defronto-me com o tempo –
é uma forma doce
da constante recordação

Saber que os amigos
são de minha voz o templo
Saber que eles comigo
propiciam-me  o eterno

E então, cada dia
leva-me ao começo
de saber que um amigo
é uma voz atemporal


El tiempo, mis amigos


Saber que los amigos no necesitan tiempo
saber que son los mismos
y sin embargo ajenos
a aquéllos que lo fueran
cuando los años nuestros
nos brindaran su esencia
del ”compañero eterno”

Pero vuelven, persisten
y son tiempo y castigo:
la edad no diferencia
la visión del amigo
Mi edad, tu edad, la suya
no son hitos brutales
que separan los míos

El tiempo
– nuevamente me enfrento con el tiempo –
es una forma dulce
del constante recuerdo

Saber que los amigos
son de mi voz el templo
Saber que ellos conmigo
me ayudan a lo eterno

Y entonces, cada día
se vuelve hacia el principio
de saber que un amigo
es una voz sin tiempo


sexta-feira, 7 de fevereiro de 2020

Elvio Romero (Paraguai: 1926 – 2004)




Tormenta

A noite tem sido longa.
Como há cem anos
de chuva,
de uma respiração embravecida
proveniente de uma profunda vertigem noturna,
de um cântaro corado
jazendo na terra,
o vento desatou sua tempestade violenta
sobre o véu anelante da ilusão
efêmera, sobre os fatigados ministérios
e tu e eu, na colina
mais alta,
no rincão de nossos dois silêncios,
abraçados ao tempo do amor, desvelando-nos.

Deixa que o vento morda sobre o vento.

E te cerrarei os olhos


Tormenta


La noche ha sido larga.
Como desde cien años
de lluvia,
de una respiración embravecida
proveniente de un fondo de vértigo nocturno,
de un cántaro colorado
jadeando en la tierra,
el viento ha desatado su tempestad violenta
sobre el velo anhelante de la ilusión
efímera, sobre los fatigados menesteres
y tú y yo, en la colina
más alta,
en el rincón de nuestros dos silencios,
abrazados al tiempo del amor, desvelándonos.

Deja que el viento muerda sobre el viento.

Yo te cerraré los ojos

quinta-feira, 6 de fevereiro de 2020

Elvio Romero (Paraguai: 1926 – 2004)




Assim é ela, diz-me


Assim é ela, diz-me; é a alegria
remota e triste que de pronto chega
a desembaraçar o nó que se deve
desfazer na penumbra inquieta.

Noite e árvore, diz-me,
tudo chegou a meu coração por ela
chegou o sabor oculto do desejo,
o presságio de ardor que em mim ressoa.

É meu corpo, diz-me,
reconhecendo nela seu esplendor
o bosque inteiro de meu sangue, o pulso
e o pulsar secreto de sua força.

A imagem que conservo
das verdes raízes da terra;
ela é o meu tempo, o do verão
no regaço imóvel da sesta.

Assim mesmo, diz-me,
é seu fulgor ferido na beleza,
ela é o longo intervalo percorrido
brotando de entranha e sementeira.

Assim mesmo, diz-me,
calado abrigo que abrigou meus rastros,
o justo sonho que escolhi na luta,
a liberdade pela qual eu canto: ela!


Así es ella, me dije


Así es ella, me dije; es la alegría
remota y honda que de pronto llega
a despejar el nudo que se debe
desanudar en la penumbra inquieta.

Noche y albor, me dije,
todo llegó a mi corazón por ella;
llegó el sabor oculto del deseo,
el presagio de ardor que en mí resuena.

Es mi cuerpo, me dije,
reconociendo su esplendor en ella,
el bosque entero de mi sangre, el pulso
y el latido secreto de su fuerza.

La imagen que conservo
de las verdes raíces de mi tierra;
ella es el tiempo mío, el del verano
en el regazo inmóvil de la siesta.

Así mismo, me dije,
es su fulgor herido en la belleza,
ella es el largo trecho recorrido
surtiéndose de entraña y sementera.

Así mismo, me dije,
callado abrigo que abrigó mis huellas,
el justo sueño que escogí en la lucha,
la libertad por la que canto es ella!



Jorge Seferis (Grécia: 1900 – 1971)

  Argonautas   E se a alma deve conhecer-se a si mesma ela deve voltar os olhos para outra alma: * o estrangeiro e inimigo, vim...