Ao
que nomeiam as palavras
“Muito cedo em
minha vida, para mim foi muito tarde.”
Marguerite Duras
Minha mulher está morrendo
aqui
neste dedo escuro que dá nome
às coisas,
na árvore, já deixando de ser
esquecimento e melancolia.
Só estou comendo os pedaços
que vão sobrando de mim,
enquanto procuro lembranças no
cofre,
pequenos cachos de papel.
Eu, mulher, estou fumando
minha tristeza,
corrigindo meus olhos,
mentiras que sonhei,
infidelidades no jogo do amor.
Meus seios foram as pedras da
ruína,
tições que queimaram as mãos
do poema.
Solitária, vou deixando os
espelhos aos meus outros:
incendiada, minha mulher
morreu de morrer.
Da mesma forma em que me
prolonguei,
com vertigem, com o terror ao
ódio no sorriso,
amei.
(Os homens esquecem a água que
os limpa do inferno.
O rosto que me alerta nos
vidros é o meu).
Sou
Esta mulher de ar, esta pupila
imbecil
que desperta as sereias e os
pássaros,
este número de chumbo
que se enterra no crânio.
Sou também
uma careta que vai molhando
sílabas,
garrancho pequeno que escorre
e entra no sonho do poema.
O poema sempre está só.
A saudade é palavra
no instante da morte.
Lo que Nombran las Palabras
Muy pronto en mi vida, para mí fue muy tarde.
Marguerite Duras
Mi mujer se está muriendo aquí
en este dedo oscuro que pone nombres a las cosas,
en el árbol, dejado ya de ser olvido y pesadumbre.
Sola estoy comiendo los
pedazos
que van quedando de mí,
mientras intento recuerdos en el cofre,
pequeños gajos de papel.
Yo mujer, estoy fumando mi
tristeza,
expío mis ojos, mentiras que soñé,
infieles en el juego del amor.
Mis senos fueron las piedras
de la ruina,
tizones que quemaron las manos del poema.
Y sola voy dejando los espejos a mis otros:
incendiada, mi mujer se murió de morir.
De la misma forma en que me
prolongué,
con vértigo, con el terror al odio en la sonrisa,
he amado.
(Los hombres olvidan el agua
que los limpia del infierno.
El rostro que me alerta en los cristales es el mío).
Soy
Esta mujer de aire, esta pupila imbécil
que despierta las sirenas y los pájaros,
este número de plomo
que se entierra en el cráneo.
Soy también
una mueca que va mojando sílabas,
garabato pequeño que se escurre
y entra al sueño del poema.
El poema siempre está solo.
La soledad es palabra
en el instante de la muerte.
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