terça-feira, 7 de setembro de 2021

Jorge Luis Borges (Argentina: 1899 – 1986)

Do livro Elogio da sombra – 03 / 31

  

Cambridge

 

Nova Inglaterra e a manhã.

Dobro a rua Craigie.

Penso (pensei-o antes)

que o nome Craigie é escocês

e que a palavra crag é de origem celta.

Penso (pensei-o antes)

que neste inverno estão os antigos invernos

dos que deixaram escrito

que o caminho está prefixado

e que já somos do Amor e do Fogo.

A neve e a manhã e os muros vermelhos

podem ser formas da felicidade,

mas eu venho de outras cidades

onde as cores são pálidas

e nas quais certa mulher, ao cair da tarde,

regará as plantas do jardim.

Alço os olhos e os perco no ubíquo azul.

Mais além estão as árvores de Longfellow

e o adormecido rio incessante.

Ninguém nas ruas, mas não é domingo.

Não é segunda-feira,

o dia que nos dá a ilusão de começar.

Não é terça-feira,

o dia que governa o planeta vermelho.

Não é quarta-feira,

o dia daquele deus dos labirintos

que no Norte foi Odin.

Não é quinta-feira,

o dia que já se resigna ao domingo.

Não é sexta-feira,

o dia regido pela divindade que nas selvas

enreda os corpos dos amantes.

Não é sábado.

Não está no tempo consecutivo

senão nos reinos espectrais da memória.

Como nos sonhos,

atrás das altas portas não há nada,

Anverso sem reverso,

moeda de uma só cara, as coisas.

Essas misérias são os bens

que o precipitado tempo nos deixa.

Somos nossa memória,

somos esse quimérico museu de formas inconstantes,

esse amontoado de espelhos rotos.

 

  

Cambridge

 

Nueva Inglaterra y la mañana.

Doblo por Craigie.

Pienso (yo lo he pensado)

que el nombre Craigie es escocés

y que la palabra crag es de origen celta.

Pienso (ya lo he pensado)

que en este invierno están los antiguos inviernos

de quienes dejaron escrito

que el camino está prefijado

y que ya somos del Amor o del Fuego.

La nieve y la mañana y los muros rojos

pueden ser formas de la dicha,

pero yo vengo de otros ciudades

donde los colores son pálidos

y en las que una mujer, al caer la tarde,

regará las plantas del patio.

Alzo los ojos y los pierdo en el ubicuo azul.

Más allá están los árboles de Longfellow

y el dormido río incesante.

Nadie en las calles, pero no es un domingo.

No es un lunes,

el día que nos depara la ilusión de empezar.

No es un martes,

el día que preside el planeta rojo.

No es un miércoles,

el día de aquel dios de los laberintos

que en el Norte fue Odín.

No es jueves,

el día que ya se resigna al domingo.

No es un viernes,

el día regido por la divinidad que en las selvas

entreteje los cuerpos de los amantes.

No es un sábado.

No está en el tiempo sucesivo

sino en los reinos espectrales de la memoria.

Como en los sueños

detrás de las altas puertas no hay nada,

ni siquiera el vacío.

Como en los sueños,

detrás del rostro que nos mira no hay nadie.

Anverso sin reverso,

moneda de una sola cara, las cosas.

Esas miserias son los bienes

que el precipitado tiempo nos deja.

Somos nuestra memoria,

somos ese quimérico museo de formas inconstantes,

ese montón de espejos rotos.

 

Nenhum comentário:

Postar um comentário

Jorge Seferis (Grécia: 1900 – 1971)

  Argonautas   E se a alma deve conhecer-se a si mesma ela deve voltar os olhos para outra alma: * o estrangeiro e inimigo, vim...