A cada manhã volto a imaginá-lo
e a cada noite sei que desvario,
E meu segredo, à força de guardá-lo,
Morre sem ar e se entorpece ao frio.
Digo teu nome toda vez que falo,
e temo se ao dizê-lo me extravio,
Mudo afã, como não posso cantá-lo,
ao trinado dos pássaros o fio.
Sonho que o sol te expõe minha esperança,
e se nublado expõe minha tristeza,
e o recitar do vento a ti me lança.
Finalmente – a metáfora se cansa –,
e finjo então que toda a natureza
por mim te cerca e para mim te amansa.
Amor Vicario
Cada mañana vuelvo a imaginarlo
y cada noche sé que desvarío,
y mi secreto, a fuerza de guardarlo,
muere sin aire y se entumece al frio.
Voy a nombrarte cada vez que charlo,
y temo si el nombrarte es descarrío.
Mudo afán, como no puedo cantarlo,
al canto de los pájaros lo fío.
Sueño que el sol te dice mi esperanza,
el nublado te anuncia mi tristeza
y te recita el viento mi abalanza.
Y en suma - la metáfora se cansa -,
finjo que toda la naturaleza
por mí te asedia y para mí te amansa.
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