Eugenio Montejo (Venezuela: 1938 – 2008)

Amantes 

Amavam-se. Não estavam sós na terra;
possuíam a noite, suas vésperas azuis,
sua celagem.

Viviam um no outro, tocavam-se
como duas pétalas não abertas no fundo
de alguma flor do ar.

Amavam-se. Não estavam sós à margem
de sua primeira noite.

E era a terra que neles se amava,
o ouro noturno de seus contornos,
a galáxia.

Já não teriam duas mortes. Não iam separar-se.
Desnudos, assustados, seus corpos se estendiam
como fileiras de luzes num extenso campo de pouso
onde algo ia chegar vindo de longe,
não demasiadamente tarde.

Amantes

Se amaban. No estaban solos en la tierra;
tenían la noche, sus vísperas azules,
sus celajes.

Vivían uno en el otro, se palpaban
como dos pétalos no abiertos en el fondo
de alguna flor del aire.

Se amaban. No estaban solos a la orilla
de su primera noche.

Y era la tierra la que se amaba en ellos,
el oro nocturno de sus vueltas,
la galaxia.

Ya no tendrían dos muertes. No iban a separarse.
Desnudos, asombrados, sus cuerpos se tendían
como hileras de luces en un largo aeropuerto
donde algo iba a llegar desde muy lejos,
no demasiado tarde.