Uma das melhores fotos do ano
Não te amo muito, amor.
Pedro Salinas
Agora te amo muito menos, San Pedro Sula.
E é por essa garota que deixaste de amar
à uma da manhã. É o que diz o laudo,
que a deixaste sair de uma festa e com três balas
disseste-lhe que não mais a amava.
Caiu de joelhos, como se houvesse suplicado,
disse o fotógrafo da Reuters. Das três balas
a única visível é a das costas: uma mancha
negra em sua blusa amarela. Não há mais luz na rua,
apenas essa blusa iluminada pelo flash.
Por um momento, diz a nota, esteve rodeada
de fotógrafos. Mas depois soaram os celulares:
longe dali a cidade havia deixado de amar
a outra garota que talvez também vinha de uma festa
e que talvez também havia suplicado.
Não tiveste mais tempo para amar a garota
da blusa amarela. Deixaste-a só, por isso
amo-te menos, cidade, por essa mancha brutal
nas costas, por essa súplica que não ouviste.
Como ia saber, essa garota, que ao sair da festa
sua última foto estaria, segundo a Reuters, entre as
vinte
fotografias do ano [1]. O jornal se dá ao incômodo
de advertir seus leitores que entre as vinte fotos
selecionadas está a de um cadáver. É o teu, cidade,
ainda que o queiras menos; não me venhas com a conversa
de que estavas ocupada em desamar outra garota.
Um policial ficou com a garota, assim termina a nota,
enquanto chegava o legista. Segues nessa rua escura,
cidade, esperando que venham examinar tua blusa,
desdobrar teu corpo imobilizado em súplica, citar teu
cadáver
e dar a ti um número que já não podes contestar.
Una de las mejores fotos del año
No te quiero mucho, amor.
Pedro Salinas
Ahora te quiero mucho menos, San Pedro Sula.
Y es por esa muchacha que dejaste de querer
a la una de la mañana. Es lo que dice el parte,
que la dejaste salir de una fiesta y con tres balas
le dijiste que no la querías más.
Quedó de rodillas, como si hubiera suplicado,
dice el fotógrafo de Reuters. De las tres balas
la única visible es la de la espalda: una mancha
negra en su blusa amarilla. No hay más luz en la calle,
sólo esa blusa iluminada por el flash.
Por un momento, dice la nota, estuvo rodeada
de fotógrafos. Pero después sonaron los celulares:
lejos de allí la ciudad había dejado de querer
a otra muchacha que quizá también venía de una fiesta
y que quizá también había suplicado.
No hubo más tiempo para querer a la muchacha
de la blusa amarilla. La dejaste sola y por eso
te quiero menos, ciudad, por esa mancha brutal
en la espalda, por esa súplica que no atendiste.
Cómo iba a saber esa muchacha que al salir de la fiesta
su última foto estaría, según Reuters, entre las veinte
fotografías del año. El periódico se toma la molestia
de advertir a sus lectores que entre las veinte fotos
seleccionadas hay una de un cadáver. Es el tuyo, ciudad,
aunque lo quieras menos; no me vengas con el cuento
de que estabas ocupada en desquerer a otra muchacha.
Un policía se quedó con la muchacha, termina la nota,
mientras llegaba el forense. Sigues en esa calle oscura,
ciudad, esperando que vengan a examinar tu blusa,
desdoblar tu cuerpo anudado en súplica, nombrar tu
cadáver
y llamarte a un número que ya no puedes contestar.
[1]
https://www.theguardian.com/theobserver/gallery/2013/dec/28/observer-20-photos-of-the-year
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